Hace un año tuve la oportunidad de ayudar a María Alejandra, vino desesperanzada
con su vestido de novia. Lo pidió por internet,
se lo entregaron una semana antes de la boda y había que ajustarle el ancho de
las mangas del vestido, el tiempo se le echaba encima, tan justo que nadie quería
ayudarla.
Entró en la tienda en la que
trabajaba y tuve la oportunidad de poder asesorarla sobre la adaptación del
vestido de novia, peinado, tipo de velo que le sentaría mejor.
El trabajo se realizó en el
tiempo previsto y además pusimos el can-can a su medida para que el vestido
quedase espectacular, tal y como ella buscaba.
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